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Dismorfia financiera: Cuando el dinero distorsiona la realidad

La dismorfia financiera es una alteración en la forma en que una persona percibe su propia situación económica. Así como ocurre con la dismorfia corporal, donde la imagen que se tiene del cuerpo no refleja la realidad, en este caso la distorsión se da respecto al dinero.

Quienes pasan por esto suelen experimentar ansiedad constante e irracional sobre sus finanzas, incluso cuando sus ingresos son suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Esta percepción distorsionada se ve agravada por la exposición constante a vidas aparentemente lujosas en redes sociales, lo que puede generar una sensación de carencia y llevar a decisiones financieras impulsivas o poco sostenibles, como gastar por encima de sus posibilidades para intentar “estar a la altura”. (Fiorini, 2024).

A continuación, te presentamos las formas más frecuentes en que se manifiesta la dismorfia financiera y qué hacer al respecto:

1. Miedo a quedarse sin dinero: Aun con ingresos estables y ahorros, algunas personas sienten ansiedad al gastar y evitan invertir o darse gustos por temor a quedarse sin nada. Para gestionarlo, haz un presupuesto realista y revisa tus finanzas con objetividad.

2. Gasto compulsivo para aparentar estatus: Se gasta en artículos de lujo o de marca sin poder permitírselo, a veces endeudándose para encajar socialmente. En estos casos, revisa tus verdaderas motivaciones de compra y trabaja en fortalecer tu autoestima sin depender del consumo.

3. Minimizar logros financieros: Aunque haya avances, como salir de deudas o ahorrar, la persona siente que no es suficiente y se compara con quienes tienen más. Para contrarrestarlo, lleva un registro de tus logros y enfócate en tu progreso personal, no en el de otros.

4. Desorganización financiera: Se evita revisar el presupuesto, no se sabe cuánto se gana o se debe. Empieza con pequeños hábitos como registrar ingresos y gastos o usar aplicaciones puede ayudar a tomar el control de las finanzas.

5. Culpa al gastar en uno mismo: Sentirse mal por comprar algo, incluso si es necesario, es una señal común. Para cambiarlo, incluye en tu presupuesto un monto para ti y recuerda que disfrutar lo que ganas también es parte de una relación sana con el dinero.

6. Conversaciones centradas en el dinero (o evitarlas): Hablar todo el tiempo de “no tener dinero” o evitar el tema por vergüenza puede reflejar ansiedad financiera. Practicar una comunicación más equilibrada sobre el dinero, con personas de confianza, puede ayudar a normalizar y reducir la angustia.

La dismorfia financiera es un fenómeno cada vez más común por la influencia del consumo. Reconocer sus señales es el primer paso para restablecer una relación sana con el dinero. Recuerda que la educación financiera nos permite tomar decisiones acertadas sobre el manejo del dinero.

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